Algunas de nuestras Todoterreno (Mari, Manu, Carmina, Nuria y Nuria!), han estado en Denia y decidieron pasar el día en la Cova Tallà, y para ello contaban con Mia una amiga, que les sirvió de guía hasta allí. La excursión de montaña, rozando el mar no tiene precio, aunque es muy peligroso y se aconseja llevar buen calzado.
La Cova Tallà o Cova Tallada es una cueva excavada en las faldas del Cabo San Antonio sobre el nivel del mar. Utilizada desde tiempos inmemoriales para extraer tosca o arenilla para la construcción de los edificios más singulares de Denia, incluido su castillo, sus formas y sus cavidades hacen que esta cueva sea una visita obligada.
El camino desde Denia es el más fácil, poco más de 25 minutos, 750 metros, y transcurre paralelo al Mar Mediterráneo, por un pequeño acantilado. Las vistas son espectaculares. La posibilidad de darte un baño al final de la ruta significa que, pese al calor, sea una excursión recomendable también en verano.
Si lo que quieres es ir directo hasta la Cova Tallada, es muy fácil. El camino está bien señalizado. Nada más empezar hay una bifurcación que discurre hacia arriba de la montaña que no debes tomar. Un poco más adelante nos encontramos un pequeño mirador. Desde aquí podemos ver la cala de agua dulce o la cala. Una calita nudista de aguas cristalinas. Continúas hacia abajo, hacia el mar. Lo bordeas y llegas, quizás, a la parte “más peligrosa” de la ruta.
El camino discurre sobre un acantilado bastante pronunciado. Aun así es relativamente amplio y tienes unas cuerdas donde agarrarte. Con cuidado, ningún peligro.
Desciendes ahora la pendiente por unas escaleritas artificiales reforzadas con troncos hasta llegar muy cerca del mar. Al final de estas escaleritas es donde desemboca el camino que lleva a la Torre del Gerro.
Desde aquí hasta la cueva vas paralelo al mar, a unos 15 metros de altura,por un camino sobre la roca y con palmitos y pino bajo en algunos momentos. En las partes más difíciles tienes cuerdas a modo de pasamanos.
Para saber cuando tienes que descender puedes fijarte en el islote que hay frente la cueva, ya que esta no se ve desde el camino. De todas formas la bajada está indicada. Este pequeño descenso es la otra dificultad que hay.
Se baja entre las rocas y tiene también cuerdas para ir agarrándote y que el descenso sea más fácil. Si hay mucho oleaje la entrada será casi imposible porque entras por una de las bocas de la roca a nivel de mar.
Tiene unos 75 metros de ancho y una altura de unos 15 metros.
Tiene cinco grandes “puertas” por las que entra el mar y la claridad, por lo que en esta sala la luz es suficiente.
El mar es azul intenso y transparente, y entra dentro de la cueva formando pequeñas balsas de agua fría, ya que no recibe los rayos del sol.
Frente a una de las entradas se hizo un islote artificial de roca extraída de la cueva para facilitar el transporte del material, una especie de puerto.
Si quieres seguir investigando, la cueva tiene bastantes pasadizos grandes, ya sin ninguna iluminación, imprescindible linternas, que es donde se extraía la tosca o arenisca para las construcciones, Alguna sala es enorme. También hay pozas que acumulaban el agua filtrada de la montaña.
A la entrada de una de estas salas se puede leer una inscripción sobre la roca que indica que Felipe II estuvo allí en 1599.
Y por ultimo!!!
Agradecer de todo corazón a Mia por ser una gran guía y una excelente anfitriona, un beso de parte de todas!.